Tuvieron que pasar muchos años y también bastante sangre para que los trabajadores fueran conquistando derechos como vacaciones pagas, salario familiar, remuneración justa, jubilación, obra social y el simple hecho de pensar que un mínimo progreso económico era posible. Y cuando las nuevas generaciones nacidas en el seno de la democracia se estaban olvidando de ellas (o mejor dicho, tomaban a esto como una leyenda del pasado tan creible como los relatos de Harry Potter, por no haber vivenciado nunca